Opis:
Circulamos por la carretera (A-4130) que atraviesa el pueblo de Valor, hacia la mitad de esta, encontramos una señal de sendero al comienzo de una cuesta bastante pronunciada, junto al Restaurante El Puente de Valor, que hace esquina. Comenzamos a subir con el coche por este camino con muy pocos kilómetros asfaltados, enseguida pasa a ser la pista forestal que te lleva a la sierra. Conforme subimos, el barranco queda a nuestra izquierda y va ganando en profundidad a la vez que nosotros ganamos altura. Pasamos junto al cortijo Fuente del Espino y la Alameda del pozanco. Llegamos sobre a los 1.600 m de altura y encontramos nieve intermitente en la pista. Continuamos menos de un kilómetro y la nieve se iba convirtiendo en hielo, por lo que dimos la vuelta y dejamos el coche en la pista sobre los 1.650 m. de altitud. El día estaba un tanto grisáceo, aunque a veces las nubes desaparecían por el sur y se veía un precioso cielo azul. Nos preparamos y comenzamos la ruta ascendiendo directamente por la pista, en según qué tramos, recortamos directamente trochamonte. Siguiendo las veredillas, que más de uno ha utilizado, hasta llegar nuevamente a la pista y evitar las revueltas tan cansinas. Las cumbres de la sierra estaban cubiertas de nubes y el aire que venía nos traía nieve en polvo. Llegamos sobre los 1830 m. altitud y a unos 14 km. de Valor, pasamos entre dos grandes peñones que nos sirven de puerta imaginaria, estamos en la cuerda, aquí el carril se bifurca: hacia la derecha (Este) te lleva hacia el Cortijuelo Fuente del Espino (a 2 km. por la pista) y si continuamos rectos en dirección Norte nos lleva a cruzar el río Valor y continuar hacia la Loma del Lastonar (a 15 km.) en el Oeste. Esta pista y en este paraje, también sirve de límite entre el Parque Nacional y el Parque Natural de Sierra Nevada. Andamos por el carril unos doscientos metros y llegamos a la fuente Piedra del Gitano, caían dos buenos chorros de agua, pero lo espectacular era que todo a su alrededor estaba helado y se había formado un impresionante órgano musical con los chupones de hielo. Continuamos andando por la pista cubierta de nieve, junto a los desnudos árboles del camino; Cruzamos el río Valor por su puente de piedra y llegamos al cortijo de la Sacristía. A partir de aquí fuimos ascendiendo por nieve intermitente, de vez en cuando aparecía el sol. En un principio fuimos por la antigua vereda del Puerto del Lobo pero al ir aumentando la nieve fuimos buscando las trazas de los animales que nos hacían más cómodo el andar. Íbamos ganando altura dirección norte, siguiendo la línea del río Valor. Cruzamos el barranco de río Chico y encontramos junto a él un aprisco ganadero en unas rocas. El barranco nos ofrecía una preciosa postal con borreguiles nevados y muchos chupones colgando de las plantas y las rocas. Con buen ritmo seguíamos nuestro itinerario y alcanzamos la acequia de Barularto. La acequia nos lleva directamente al cauce del río Valor y superábamos los 2100 metros de altitud. Las cumbres continuaban cubiertas de nubes negras y amenazantes, decidimos abortar la idea de subir al San Juan. Llegamos al final de la acequia Barularto, cruzamos el río y comenzamos a ascender entre pinos unos 75 metros de desnivel hasta llegar a la loma de San Juan. (Esta baja entre el río Valor y el río Nechite). Alcanzamos la loma sobre los 2130 metros y la panorámica era muy bonita, como si fuese una postal de Navidad. Descendimos por la cresta de la loma y pasamos por los vértices de 2153 m., 2147 m., 2156 m.; enlazamos con el carril que sube la loma del Monte y con el cortafuegos que lo surca hasta enlazar con el Sulayr (Sobre los 1900 m. Altitud) en la zona del peñón de la Loma. Siguiendo la GR-240 abandonamos el cortafuegos y comenzamos a descender hacía el río Valor. En un primer tramo caminamos por carril, seguidamente se convierte en sendero. Cruzamos un pequeño puente de madera sobre la acequia y descendimos por el sendero donde en pocos metros hasta llegar a la pista. Andamos por ella unos doscientos metros y llegamos por donde hemos pasado horas antes, las dos rocas que nos sirven nuevamente de puerta. Deshaciendo nuestros pasos de la ida, hasta que llegamos al coche. Por este último tramo el cielo estaba muy cerrado y nos acompañaron unos pequeños copos de nieve que no llegan a cuajar. Por nuestra experiencia, hemos preferido dejarlo para otro día, ya que esa montaña no se va a mover de ahí. Tengo claro que a la montaña vamos a disfrutar y no correr riesgos. Unas malas condiciones climatológicas, puede causar problemas de diversa índole.